
En los últimos años, el cáncer ha dejado de ser un tema tabú en muchas sociedades.
A medida que las conversaciones sobre esta enfermedad se han vuelto más abiertas, ha comenzado a normalizarse el hablar sobre ella. Y está bien, pero no debemos olvidar que tanta normalización puede restarle importancia al hecho de estar viviendo un cáncer, con la consecuencia que dicho "olvido" puede provocar en el paciente.
Normalizar el cáncer no significa restarle importancia.
En este artículo te hablo de cómo un exceso de normalización puede, de hecho, restar visibilidad a los impactos profundos y las secuelas de esta enfermedad, impidiendo que la sociedad entienda completamente la gravedad de lo que implica para los pacientes y sus familias.
1. El impacto emocional del diagnóstico de cáncer
El diagnóstico de cáncer marca un antes y un después en la vida de cualquier persona. No solo afecta físicamente, sino que desencadena una avalancha emocional y psicológica que puede durar mucho tiempo después de la remisión.
A medida que se normaliza la conversación sobre el cáncer, es crucial mantener el foco en las realidades emocionales, como el miedo y la ansiedad, que no siempre son visibilizadas, así como en las posibles necesidades físicas del paciente.
Si se trivializa la enfermedad, corremos el riesgo de que la sociedad no comprenda la magnitud del impacto emocional y físico que implica vivir con cáncer.
Muchos pacientes, incluso después de finalizar el tratamiento, enfrentan secuelas psicológicas como la depresión, la ansiedad y el trastorno de estrés postraumático; así como secuelas físicas, como cansancio extremo o dolor crónico, por ejemplo, lo cual debe ser abordado con la misma seriedad que el tratamiento físico.
2. La importancia de la visibilidad y el apoyo
La visibilidad del cáncer, sobre todo en los medios y en el ámbito social, ha ayudado a muchas personas a sentirse acompañadas. Pero debemos tener en cuenta que visibilidad no debe confundirse con trivialización.
El exceso de normalización puede disminuir la urgencia de brindar apoyo específico, como la atención psicológica o el acceso a terapias adecuadas. La visibilidad debe ir acompañada de una llamada a la acción para apoyar a los pacientes en su camino, ya que el cáncer no se limita solo al tratamiento médico, sino que afecta profundamente a las relaciones familiares, el bienestar mental y la calidad de vida.
Cuando se habla del cáncer como algo "normal", se corre el riesgo de que se subestime la necesidad de atención integral para el paciente, lo que incluye el apoyo emocional y la ayuda en la adaptación a los cambios físicos y sociales que implica la enfermedad.
3. Normalizar el cáncer sin trivializarlo
Es cierto que al hablar más abiertamente sobre el cáncer, hemos logrado que muchas personas se sientan más cómodas compartiendo su experiencia. Sin embargo, la línea entre normalizar y restar importancia es más delgada de lo que parece.
El cáncer no debe convertirse en un tema que se trate con ligereza. Cada historia es única, y cada paciente enfrenta retos físicos, emocionales y psicológicos específicos.
Si bien la normalización ayuda a reducir el estigma, también puede hacer que se pierda el enfoque en las secuelas físicas y emocionales de la enfermedad, lo que puede resultar en una falta de sensibilidad hacia las personas que la padecen.
Además, al tratar el cáncer de manera demasiado ligera, se podría dar la impresión de que es una enfermedad sin consecuencias duraderas, lo cual no refleja la realidad de muchos pacientes.
4. El riesgo de la desensibilización
Un riesgo latente de la normalización excesiva es la desensibilización.
Cuando el cáncer se convierte en un tema común y constante en los medios y en las redes sociales, sin hacer hincapié en sus secuelas y en los sufrimientos que conlleva, la sociedad podría llegar a perder el sentido de urgencia.
El exceso de exposición, sin profundidad, puede llevar a que se perciba el cáncer como algo "normal", restándole la seriedad y urgencia necesarias para impulsar investigaciones, apoyo financiero y la búsqueda de mejores tratamientos.
Este fenómeno podría llevar a que la sociedad se acostumbre tanto a escuchar sobre el cáncer que deje de sensibilizarse ante las necesidades de los pacientes y las oportunidades de mejorar la atención y la calidad de vida.
Por ejemplo, Ana, que ha sobrevivido a un cáncer de colon, recuerda cómo la sociedad en general empezó a hablar sobre el cáncer en términos muy simplificados, como si todo fuera cuestión de ser "fuerte" y "positiva". Esto, lejos de ser útil, le hizo sentir que la gente no comprendía lo difícil que era convivir con la enfermedad y sus secuelas.
La desensibilización puede crear un ambiente donde las personas no se sientan apoyadas ni comprendidas.
5. Crear conciencia sin perder la empatía
Si bien es necesario hablar sobre el cáncer de manera abierta y normalizada, debemos ser cuidadosos de no perder el enfoque en lo que realmente importa: las personas que luchan contra la enfermedad.
La creación de conciencia debe ir acompañada de empatía, lo que implica reconocer la seriedad del diagnóstico y las secuelas de la enfermedad.
Sensibilizar sobre el cáncer de manera superficial puede tener efectos contraproducentes, ya que podría restar el reconocimiento de lo que verdaderamente viven los pacientes.
Al combinar la conciencia pública con un enfoque empático, se puede fomentar un entorno de apoyo que reconozca la complejidad de la enfermedad y las necesidades emocionales, físicas y sociales de los afectados.
6. La educación y el diálogo abierto
Normalizar el cáncer también significa educar a la sociedad sobre los diferentes aspectos de la enfermedad, no solo desde una perspectiva clínica, sino también emocional y psicológica.
A través de un diálogo abierto, podemos promover la comprensión sin dejar de sensibilizar sobre la complejidad y el sufrimiento que muchas personas experimentan.
La educación debe ofrecer un balance entre mostrar que el cáncer no es un estigma, pero también que es un desafío real y profundo.
Al educar de manera integral, podemos reducir el miedo y la incomodidad que muchas personas sienten al abordar este tema, al mismo tiempo que mantenemos la importancia de las secuelas y el impacto duradero del cáncer.
Conclusión
Normalizar el cáncer es un paso positivo hacia la aceptación y el apoyo social, pero es crucial que no caigamos en la trampa de trivializarlo.
La normalización no debe desensibilizar a la sociedad sobre los profundos efectos que tiene el cáncer en la vida de las personas. Al crear un espacio para hablar sobre el cáncer, es fundamental mantener el respeto por su impacto y sus secuelas, para que no solo se visibilice, sino que también se promueva una verdadera comprensión y acción para apoyar a los pacientes y sus familias.
Solo así podremos lograr una sensibilización genuina que promueva cambios positivos en la atención médica, la investigación y el apoyo social.
Te dejo con otra de las frases que escuchaba: "con lo que tú ya tienes" y mi respuesta ante ella.
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