¡Hola lector/a!
Hoy quería hablarte sobre una de las típicas frases que nos dicen a los pacientes de cáncer, hay muchas, que recojo en la Guía para pacientes de cáncer y familiares, pero hoy voy a explicar una de ellas, cómo nos sentimos y cómo la procesamos. Es esa de: "con lo que tú ya tienes..."
¿Resulta acertada cuando la escuchamos los pacientes? La respuesta es "no".
No nos educan ni nadie nos enseña estas cosas, por eso te lo voy a contar yo. Voy a explicarte bajo mi opinión y experiencia en qué se traduce para nosotros:
El cáncer nos ha "parado" nuestra vida: trabajo, vida social, etc. Pasamos de repente de tener una vida ajetreada y llena de muchas cosas, a tener una vida que se reduce a ir al hospital, a los tratamientos, aguantar los síntomas, aprender sobre lo que tenemos, etc, etc. Es decir, nuestra vida se reduce a nuestra enfermedad.
Llega un momento en que estamos hartos de hablar sólo de ella o bien nos negamos, como fue mi caso, a que nuestra vida se redujera únicamente al cáncer.
Con estos antecedentes si me dicen que no me quieren contar algo porque "con lo que yo ya tengo...", me están relegando a seguir con mi reducción de vida a mi enfermedad, no me permiten que ellos sean mis ojos para poder salir de ella y "ver" otras cosas que, además, son la vida real, no esto que nos ha tocado vivir durante un tiempo.
Sí es verdad que hay momentos en los que no tenemos ganas ni siquiera de hablar con nadie. Que lo único que queremos es estar solos. En esos momentos, evidentemente, no vamos a querer saber de nadie, pero justo en esos momentos no lo vamos a hacer. No vamos a quedar con nadie, seguiremos con nuestra reclusión voluntaria, y necesaria además.
Sin embargo si quedamos con algún amigo es porque ya no estamos en esa fase, estamos algo mejor, salimos de nuestra soledad y es en ese momento cuando empezamos a querer saber del resto del mundo, y de la vida que hemos dejado a un lado.
Por eso en esos momentos, queremos sentirnos que somos algo más que la enfermedad. Que ante todo seguimos siendo las mismas personas que éramos y que si antes servíamos de apoyo o consejo a algún amigo, esa cualidad no la hemos perdido y podemos seguir aportando nuestro granito de arena. Incluso, o tal vez, la experiencia del cáncer nos ha enseñado algo que puede servir a la persona que nos está contando su preocupación. Puede que podamos orientarle incluso mejor que antes porque toda esta experiencia os aseguro que supone un Master de Vida.
Soy consciente de que la persona lo hace con toda su buena intención. Supone que yo llevo una carga muy grande y no quiere agravarla, o piensa que lo suyo es minúsculo al lado de lo mío. Y probablemente lo sea, pero cada uno tenemos nuestra preocupación, más o menos grande, no importa, el caso es que la hay. Y si esa persona es mi amigo y tiene una preocupación, a mí también me preocupa, sin importar la intensidad del problema.
Entiendo perfectamente la intención, pero no es lo más acertado. Mi recomendación y deseo es que esa persona me deje decidir a mí si quiero que me cuente su preocupación o no. Que sea yo quien decida si estoy en condiciones de escucharla o no lo estoy. Es tan sencillo (y a la vez tan difícil) como decirnos: "Estoy preocupado. ¿Estas en condiciones o te apetece que te lo cuente por qué?". Y ahí seré yo la que le diré si lo estoy o no. Decidiré yo.
Gracias por leer hasta aquí y por tener interés en conocer más acerca de los sentimientos de los pacientes de cáncer. Nos vemos en el próximo post. Tal vez te guste ver mi respuesta a esta temática en vídeo. Aquí te la dejo:
Compártelo con alguien que necesite leerlo.
¡Muchas gracias!
Todos los derechos reservados
Raquel Aldavero